Chico, gordo, viejo…
- Karen Lucia Tapia Hernandez
- 14 jun 2021
- 6 Min. de lectura
Actualizado: 2 sept 2021
¿Alguna vez has sentido que algunas personas te llaman por una característica, ellos creen te define, pero tú sabes que eso no es así? Hubo un tiempo que, en mi casa, teníamos 3 perros, uno de ellos Chihuahua, tenía aproximadamente 3 a 4 meses, otro era un maltés y tenía aproximadamente 12 años y el otro era un Pastor Alemán, tenía 4 años y en el caso del Pastor Alemán, el veterinario nos había dicho el perro tenía que bajar de peso. En ese tiempo yo los quería llevar a caminar alrededor de mi colonia, usualmente sacaba los dos pequeños y aparte el perro grande, pero muchas veces los 3 venían jadeando mucho y muy cansados. Recuerdo se lo comenté a una amiga y le dije lo que pasaba con los perros cuando los sacaba a caminar y ella me dijo algo muy similar a esto: lo que sucede es que uno es muy chico, el otro está muy viejo y el otro está muy gordo. Después de cierto tiempo de sacarlos a pasear me di cuenta que todos podían caminar el recorrido quería a su paso, pero lo hacían. Esto también nos sucede muchas veces a nosotros y si dejamos que los demás sean quienes nos califiquen, nunca identificaremos nuestro propósito en Cristo, puesto todos tenemos un paso diferente para recorrer el camino de Dios. Podemos examinar algunos ejemplos en la biblia de situaciones muy parecidas. Comencemos…
Caso 1. El Rey David
1 Samuel 16:10-12 Dios Habla Hoy
10 Jesé presentó a Samuel siete de sus hijos, pero Samuel tuvo que decirle que a ninguno de ellos lo había elegido el Señor. 11 Finalmente le preguntó:
—¿No tienes más hijos?
—Falta el más pequeño, que es el que cuida el rebaño —respondió Jesé.
—Manda a buscarlo —dijo Samuel—, porque no comenzaremos la ceremonia hasta que él llegue.
12 Jesé lo mandó llamar. Y el chico era de piel sonrosada, agradable y bien parecido.
Entonces el Señor dijo a Samuel:
—Éste es. Así que levántate y conságralo como rey.
Antes de ser rey, David era un pastor. Algo que siempre me ha llamado la atención es como en el momento que ya se le había informado a Jesé (Isaí en otras versiones), que uno de sus hijos había sido elegido. Él presentó a todos sus hijos menos a quien Dios había elegido. Puede ser que tus padres o alguna figura de autoridad te haya descalificado para algo, pero lo que debemos recordar, es que quien elige a los invitados es El Gran Yo Soy. Quizá para muchos David era muy joven, algunos comentaristas y estudiosos bíblicos indican incluso que David pudo haber nacido fuera de matrimonio, pero lo certero es que, sin importar lo que haya dicho la gente, Dios ya había escogido a su siguiente rey. Y no le importó que otras 7 personas hubiesen sido escogidos por otros, ya que es Dios quien escoge a su ungido para realizar su plan y su obra. Es más, si no estás en algún lugar en específico, Dios se encarga de mandarte a llamar sin importar donde estés en el momento. Es Dios quien elige y es Él quien hace los planes, Jehová se encarga que te llamen a donde debes estar, porque es su voluntad.
Caso 2. Gedeón
Jueces 6:15-16 Reina Valera Contemporánea
15 Pero Gedeón le respondió:
«Mi señor, ¿y cómo voy a salvar a Israel? ¡Yo soy de la familia más pobre que hay en Manasés, y en la casa de mi padre soy el más pequeño!»
16 El Señor le dijo:
«Confía en mí, porque yo estoy contigo. Tú derrotarás a los madianitas como si se tratara de un solo hombre.»
Alguna vez Dios te ha pedido algo o te dice algo y comienzas con la lista larga de excusas, del porque no lo estás haciendo actualmente o porque tú no podrías hacerlo. Usualmente nosotros podemos ser nuestros peores autocríticos. Algo parecido a lo que le pasaba a Gedeón, en vez de enfocarse en lo que Dios estaba diciendo que él iba a hacer, se enfocaba en lo que él creía era. Pero Dios viene a afirmar su palabra, aun cuando nosotros tengamos dudas. Puede ser que creamos que lo que hacemos es insignificante, irrelevante o que nosotros no somos capaces de hacerlo, pero si Dios ya nos escogió para alguna obra en particular, no importa lo que nosotros creamos somos, sino que quien nos llamó a realizar esa misión o propósito ya nos equipó para hacerlo. No podemos dejar que nosotros mismos nos hagamos autosabotaje en los planes y propósitos que Dios nos ha dado, pues si escuchamos voces ajenas a las de nuestro Soberano, inclusive nuestros propios pensamientos negativos, nosotros mismos estamos sacándonos de la carrera y programándonos mentalmente para fallar. Debemos recordar que, si meditamos mucho tiempo en los pensamientos errados, podemos llegar a actuar conforme a lo que hemos estado pensando. Adicionalmente, debemos tener presente que no importan nuestras calificaciones sino lo que Jehová dijo haríamos y que Él nos da su respaldo.
Caso 3. Moisés
Éxodo 4:10-11 Reina Valera Contemporánea
10 Entonces Moisés le dijo al Señor:
«¡Ay, Señor! Yo nunca he sido hombre de fácil palabra, ni antes ni ahora que hablas con este siervo tuyo. Y es que soy muy lento para hablar, y mi lengua es muy torpe.»
11 Pero el Señor le respondió:
«¿Y quién le dio la boca al hombre? ¿O quién hizo al mudo y al sordo, o al que ve y al que no ve? ¿Acaso no soy yo el Señor?
En este caso, otro gran hombre de Dios pensaba que no era capaz de cumplir con el mandato del Creador. Es más, a quien vemos en el relato bíblico que liberta al pueblo israelita es quien menos creía que podía hacerlo. En este extracto bíblico podemos percibir que Moisés había creado sus propias autolimitaciones y declara esas palabras negativas hacia su propia persona. Al hacer esto es como si nosotros estuviéramos colocando barreras hacia nuestro propio condicionamiento mental. Adicionalmente, esta actitud, llevó al Señor a recordarle a Moisés, que quien creaba al hombre era Él y por lo tanto aun si tuviese alguna limitación, Dios puede poner o quitar lo que Él desea, puesto El Señor es quien decide lo que pasará en nuestra vida y en que podemos usar las habilidades y talentos que poseemos.
¿Te has puesto a pensar si hay alguna cosa que está impidiendo que cumplas tus sueños, tus metas, los propósitos que Dios ha puesto en ti? ¿Será que lo que más ha estancado tus aspiraciones han sido tus propios pensamientos o lo que otros digan de ti? Puede ser el caso de que en vez de declarar afirmaciones positivas hacia tu persona tu mismo/a te descalifiques o incluso dejes que otros te etiqueten conforme lo que ellos creen ver? A los seres humanos naturalmente nos gusta clasificar, etiquetar, separar y asociar ciertas “características” o cosas, pero el hecho que alguien quiera poner una etiqueta o un adjetivo a alguien no quiere decir que eso sea cierto. Es más, si nos llegásemos a considerar alguna cosa, lo que debemos considerar es que si eso que pensamos va conforme a la palabra de Dios puesto si va contrario a esta, lo que estamos haciendo es apagar la llama de la verdad dentro de nosotros. No dejemos que lo que otros dicen o lo que nosotros podemos decir de nosotros mismos digan lo que debemos hacer, sino que dejemos sea Dios quien guíe nuestros caminos y propósitos en Cristo Jesús. Y recordemos siempre, que si Dios está con nosotros quien podrá contra nosotros.
Si esto te bendijo y te edificó te invito a que compartas esta publicación. Y si aún no has aceptado a Jesús en tu corazón o deseas reconciliarte con Él hoy, te motivo a que lo hagas, y leas la siguiente oración en voz alta:
“Señor Jesús, te pido perdón por mis pecados, pues sé mis pecados me separan de ti. Yo te reconozco, como mi único, suficiente y verdadero Salvador. Yo rompo, todo pacto, con el mundo, con la carne y con el enemigo. Te doy gracias, por el sacrificio en la cruz, sé que por tu Sangre yo soy limpio/a de todo pecado y hoy tengo un nuevo comienzo. Te pido que, a partir de hoy, tu palabra sea la lámpara a mis pies y que tu Espíritu Santo guíe mis decisiones en todo lo que haga. Amén.”
Y si hiciste esta oración hoy, escríbeme al correo kltapiahernandez@gmail.com, me encantaría saber de ti. Somos una familia en Cristo, estamos aquí para apoyarnos los unos a los otros. ¡Dios te guíe y te guarde!
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