Cuando siento miedo…
- Karen Lucia Tapia Hernandez
- 30 may 2020
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 31 ago 2021
Cuando era pequeña solía tener en mi cuarto un colgador de ropa que se volvió mi pesadilla. Cuando mi madre apagaba la luz, yo sentía que el colgador de ropa era otra cosa, me quedaba viéndolo durante largo tiempo y me escondía bajo mi cobija, pues yo decía que era un hombre con sombrero que me estaba vigilando. Luego despertaba a mi mamá y con miedo le decía: “Mamá hay un hombre que me está viendo!” Ella trataba de consolarme, encendía la luz y decía: “No hay nada, mira al perchero, solo es ropa. Todo está bien.” Y es que, así como me despertaba y le buscaba a ella cuando tenía miedo porque era mi fuente de consuelo, así nos dice Dios a nosotros: “Eso no es nada, todo estará bien.”
Y es así que muchas veces en los momentos que podemos llegar a sentir temor e incertidumbre es que nos damos cuenta en quien podemos confiar y en quién no. Es normal que como seres humanos hayamos sido defraudados, quizá hasta numerosas ocasiones, sin embargo, nuestro Señor, jamás nos va a abandonar. Por eso también debemos recordar que nada vale la pena para que nos quite la tranquilidad. Si alineamos nuestros pensamientos a los de Cristo Jesús y a la bondad de nuestro Dios estaremos en completa paz.
Josué 1:5 (RVC) 5 Mientras vivas, nadie podrá hacerte frente, porque yo estaré contigo como antes estuve con Moisés. No te dejaré, ni te desampararé.
Puede ser que en el ámbito normal nos podamos preocupar por nuestra familia, nuestra salud, quizá el dinero, por algún tema laboral, la universidad, el colegio, entre otros, pero si depositamos nuestras preocupaciones y ansiedades en Dios, Él mismo se encarga de darnos su paz y su reposo. Quizá algunas veces nos enfocamos tanto en nuestras preocupaciones y ansiedades que inclusive se nos olvida disfrutar del reposo que Dios nos ha dado para nuestro ser.
Mateo 11:28-29 (NBLA) 28 »Vengan a Mí, todos los que están cansados y cargados, y Yo los haré descansar. 29 Tomen Mi yugo sobre ustedes y aprendan de Mí, que Yo soy manso y humilde de corazón, y hallarán descanso para sus almas.
Además de esa paz que Dios nos da cuando confiamos en Él, la constante búsqueda de su presencia y su reposo hace que nosotros podamos conocer más de Él. ¿Pues cómo se adquiere confianza en alguien si no es más que conociéndolo? ¿Y cómo se conoce a alguien, si no le buscamos? Algunas personas se pueden preguntar, ¿cómo le voy a conocer? y otros inclusive se pueden preguntar, ¿cómo consigo que Él me hable? Una de las bellezas de Dios es que Él siempre nos da la oportunidad de que le podamos buscar y en su palabra (La Biblia) podemos encontrar lo que Él nos dice.
Jeremías 33:3 (PDT) 3 Llámame a mí, que yo te responderé. Te contaré secretos grandiosos e inimaginables que tú no conoces.
¡Ah, las maravillas de Dios, grandiosas e inimaginables! ¡Imagínate que El Dios Creador del Cielo y de la Tierra está interesado en ti! ¡Si, en ti! Y es como cuando una persona te da su número telefónico o su correo electrónico, solo te lo da si quieren estén en contacto de una manera u otra. Y si Dios nos está diciendo literalmente, “Llámame a mí que yo te responderé,” quiere decir Él está dispuesto a que nosotros podamos conectarnos con Él para que confiemos en Él y le hablemos en confianza. Y es pues que la confianza en sí, se brinda “con quien se tiene trato íntimo y familiar.[i]”
Puede ser que a veces nos miremos rodeados de situaciones que sentimos están fuera de control y nos causen mucho estrés, pero es aquí cuando Dios viene y nos reconforta diciendo que sin importar lo que pase, si confiamos en Él, tendremos su protección y su cuidado. Y no solo eso, sino que inclusive nos dice que, si confiamos en Él, nos dará su bendición públicamente.
Salmos 31:19 (RVC) 19 ¡Cuán grande es tu bondad, la cual reservas para los que en ti confían! ¡Delante de todos la manifiestas a los que en ti buscan refugio!
Y es que nuestro Dios es tan bondadoso, generoso y misericordioso con nosotros, que en el momento que confiamos en Él, nos quita incluso aquellas cosas que creemos que nadie nos puede salvar, pues en su palabra podemos ver la maravillosa promesa en Salmos 34:22 “Dios siempre salva a los suyos; los que confían en Él no sufrirán ningún castigo.”
Dejemos pues, que nuestro Dios sea nuestra Roca Inconmovible y confiemos en Él y sus promesas, pues en el momento que buscamos su refugio miramos la manifestación de todas sus bondades. Y ya sea que prefieras cantarle, danzar, hablarle en oración, leer su palabra o escribirle, El siempre estará dispuesto a escucharnos, si le buscamos, mientras Él pueda ser hallado. Y recordemos su promesa fiel:
Isaías 26:3 (RVC) 3 Tú guardas en completa paz a quien siempre piensa en ti y pone en ti su confianza.
Y si aún no has aceptado a Jesús en tu corazón, te motivo a que lo hagas hoy, y leas la siguiente oración en voz alta:
“Señor Jesús, te pido perdón por mis pecados, pues mis pecados me separan de ti. Yo te reconozco, como mi único, suficiente y verdadero Salvador. Yo rompo, todo pacto, con el mundo, con la carne y con el enemigo. Te doy gracias, por el sacrificio en la cruz. Yo sé que, si yo hoy muriese, en tus brazos estaré. Amén.”
Y si hiciste esta oración hoy, escríbeme al kltapiahernandez@gmail.com , me encantaría saber de ti. Y si esto fue de bendición para ti, compártelo con alguien más. Somos una familia en Cristo, estamos aquí para apoyarnos los unos a los otros. ¡Dios te bendiga!
Comentarios